Tengo un considerable tiempo
desempleada, más de 10 meses. Por esta situación no quiero culpar al gobierno,
a la presidenta, a los diputados, a la Platina ni a la Trocha, mucho menos a
Justo Orozco con sus inteligentes propuestas, al muñeco enterrado de Cartago o
a las renuncias del Dr. Rodolfo Hernández. No trato de señalar con el dedo a
algún culpable de mi situación actual, los hechos pasan por algo y de este
bache de vacas flacas me he de reponer, eso lo sé.
Al punto al que quiero llegar con
esto, es que en mi interminable búsqueda de trabajo he recurrido a todo,
recepcionista, mercadóloga, niñera, dealer, payasa, cuidadora de serpientes,
domadora de leones, equilibrista y hasta llegué a enviar un currículum para un
puesto de catadora de venenos para ratas, sin querer caer en la exageración;
hasta que una allegado familiar me leyó un volante donde ofrecían puestos de
Mercadeo y Publicidad, pensé ¿y por qué no? La situación está difícil, la
estamos viendo “peluda” nada pierdo intentando.
Llamé y me sorprendió la rapidez
del asunto, me dieron la cita de entrevista para las 2 pm del mismo día. Llegué
al destino, ubicado en el puro corazón de San José, frente al emblemático
Teatro Variedades, subí hasta el cuarto piso y me encontré con una fila como si
de subirme al Disco del Parque de Diversiones se tratara. Ubicaron a la gente
de la cola en una sala pequeña, mientras llegaba Yahaira a “hacernos la
entrevista”, en total habíamos aproximadamente unas 30 personas y al lado había
una sala exactamente igual con una cantidad similar de personas y una
expositora muy “amena” contándoles acerca de la empresa.
Inevitablemente, mi instinto de
periodista se despertó de inmediato.
Yahaira entró a la sala, amable y
conversadora, sin embargo lo primero que dijo fue que iba a evaluar por
completo al grupo y que necesitaba de participación. Entre vueltas y vueltas
con las marcas, lo que es posicionar una y realizar una campaña de publicidad,
poco a poco fue desarrollando la idea de la empresa en la que nos encontrábamos.
-¿Cuánto les gustaría ganar por
semana?- preguntó Yahaira.
-300 mil- contestó con cierto
dejo de broma una de las muchachas involucradas en el grupo.
-Eso es muy posible si le ponés
ganas al trabajo-, contestó Yahaira.
Los ojos de las personas que
estaban en la sala se iluminaron, los míos continuaban incrédulos.
-En Fusión Empresarial trabajamos
con flexibilidad de horarios para que puedan disfrutar con su familia las
ganancias que van a producir con nosotros, es por ello que solamente deben venir
cuatro horas diarias en el horario que elijan, su salario dependerá del empeño
que pongan en su trabajo-
Si mi malicia indígena no hubiera
estado en alerta máxima incluso a mí me hubiera parecido tentadora la oferta.
¿Cómo no iba a serlo para las madres que se encontraban allí, para los padres
que quieren compartir con sus hijos, para la persona mayor de 40 que no
encuentra trabajo hace meses o los muchachos que no tienen bachillerato y
ocupan dinero? Los requisitos eran nulos, asistir a una capacitación de tres
días, fotocopia de la cédula, fotos tamaño pasaporte, una carta de referencia y…
HACER UNA ÚNICA VENTA DEL PRODUCTO QUE MANEJA LA EMPRESA. Fue allí donde terminó
de caerme el veinte.
Esta empresa trabaja la modalidad
vil y cruel de una estafa disfrazada de que se preocupan de las necesidades del
desempleado del país. La señora mayor, la jefa de hogar, el padre viudo, los
jóvenes con deseos de estudiar y todos aquellos con ganas de trabajar, están a
punto de ser estafados. La empresa trabaja con joyería Dijor, y la venta que
deben realizar es de este producto, esta marca utiliza en sus productos acero
inoxidable y sus precios rondan entre los 25 mil y los 90 mil colones, según lo
que logré investigar, porque sinceramente no conozco la marca.
Ahora el siguiente paso es hacer
que esas 60 personas que logré reunir en una hora me vendan el producto, la
necesidad de empleo, la falta de malicia y la desesperación los llevarán a
solicitar dinero prestado, adquirir ellos el producto y luego la empresa les
hace saber que “lamentablemente no fueron seleccionados”.
Al salir del edificio pensé ¿Cuántas
personas vienen aquí en un día? ¿Cuánta gente humilde y con ganas es estafada?
¿Cómo es posible que jueguen así con las necesidades de las personas? Y no
miento, llegué a pensar que incluso puede ser una fuente de lavado de dinero,
sin querer que sea muy de ciencia ficción este apresurado juicio de opinión
mío.
Al final debíamos indicar detrás
de una ficha si asistiríamos o no a las capacitaciones, de las 30 personas
reunidas en la misma sala que yo, había únicamente un no de una periodista mal
pensada que no se la hacen tan fácilmente, sí los 29 restantes de mi sala (sin
incluir los 30 de la sala de al lado, solamente del turno de las 2pm)
respondieron afirmativo y van a realizar la venta, saquemos cuentas. Es un
negocio redondo y una realidad muy cruel para quienes vivimos la realidad del
desempleo de cerca.
Malditos estafadores... quien no ha pasado por algo asi...
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