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Entradas

Tomá tu mano y disfrutá de tu compañía

No, no es una locura. Sé que como seres humanos siempre vamos a tener genéticamente esa tendencia a querer vivir en pareja, tener ese apoyo, un sostén, alguien con el que podás compartir triunfos, fracasos, una serie, un rato de risas y hasta una discusión. Y sí, eso está bien, pero en el transcurso de mi vida he aprendido que hay una relación que debe ser prioridad y es la que tenés con vos mismo. ¿A qué me refiero? Un poco de historia, cuando estaba en el cole estaba súper enfocada en alguien que me quisiera, soñaba con una rosa pegada en el casillero, una carta tímida oculta entre un cuaderno, quería esa ilusión de caminar tomada de la mano con alguien por los pasillos del liceo (no. no era precoz, eso empezó a importar desde los 16-17 años) muchas veces me sentí frustrada, fea y estaba casi segura de que me iba a quedar a morir sola con 17 gatos. Esta necesidad de estar con alguien no se fue en la U, allí acumulé muchas malas decisiones que posiblemente permití que no me d...
Entradas recientes

¡Viví la puta vida en paz!

Tengo días pensando en escribir, últimamente siento que tengo mucho que decirle al mundo y realmente no es como que quiera callarlo más. Así que voy a utilizar mi blog de siempre y le voy a hacer  un 2.0, voy a trasformarlo en consejos para poder vivir la puta vida en paz, al menos en lo que cabe. En esta generación tenemos un problema fuerte, somos muy materialistas, desde que estamos carajillos (y no me digan que no) soñamos con el perfecto futuro, el carro bonito, el sueldazo, la casa y el hombre guapo y maes, si de  algo he aprendido en mi vida es que eso no va a pasar, sí, no es por ahuevarlos, pero probablemente no pase, no en el tiempo que ustedes quieren. Toda la vida vivimos como niños mimados y cuando llega el momento de "enfrentarnos al mundo real" nos hace devorados, revolcados, escupidos, vomitados, ingeridos y vueltos a masticar, nos da una clase de revolcones para los que no estábamos listos porque todos creíamos que la vida era fácil y adivinen: NO LO ES. ...

El diario de un secuestro: Día #1

Día #1: Acabo de despertar y aquí todo es rojo, no, no estoy drogada ni de resaca, de verdad todo a mi alrededor es rojo. Me levanto de la camilla en la que me encontraba y empiezo a caminar, estoy descalza, en una especie de cápsula médica, pero con amplias ventanas de vidrio que dan al exterior. Supongo que fui secuestrada y estoy en uno de esos lugares con suelos de arcilla, pero no estoy atada, no golpeada, tengo una especie de bata de hospital y muchísima sed. Cuando miro por la ventana logro divisar una especie de árbol, pero es muy extraño, sus ramas son negras, no tiene hojas, más bien son como pequeñas bocas con dientes afilados, que se mueven al son del viento, nunca antes había visto algo así, de pronto de la nada se abre una de las puertas de la cápsula y se aparece ante mí un ser que nunca me imaginé que pudiera existir. Era tarde y salía de una fiesta. No estaba lejos de mi casa así que decidí caminar, a pesar de que ya era entrada la noche, había pasado un muy buen ti...

Una flor para el jardín

Abre un ojo, está aturdido y no puede abrir ambos al mismo tiempo, empieza a tratar de enfocar y poco a poco logra acostumbrar la pupila. Está asustado, su respiración es acelerada y tiene un sabor amargo en la boca, su garganta está seca, tiene sed. Entre lo adolorido baja la mano y logra sentir agua debajo de él, está en una tina con hielo, se siente adolorido, pero aún no puede moverse. Entre las latas retorcidas que logra distinguir en la oscuridad un pequeño haz de luz se filtra por un agujero y logra visualizar a su alrededor, hay herramientas de trabajo una pala, un rastrillo, cadenas que están colgando desde el techo, sin embargo hay una mesa quirúrgica al centro sobre ella una seria de elementos que supone son especiales para realizar cirugías. Mueve una de sus piernas, la movilidad está regresando, ya no tiene dudas, está en una tina de agua con hielo hasta la mitad de su cuerpo, pero ¿porqué?. No sabe cuánto tiene ahí, pero recuerda bien lo último que estaba hacie...

Lucrando con las necesidades de los demás

Tengo un considerable tiempo desempleada, más de 10 meses. Por esta situación no quiero culpar al gobierno, a la presidenta, a los diputados, a la Platina ni a la Trocha, mucho menos a Justo Orozco con sus inteligentes propuestas, al muñeco enterrado de Cartago o a las renuncias del Dr. Rodolfo Hernández. No trato de señalar con el dedo a algún culpable de mi situación actual, los hechos pasan por algo y de este bache de vacas flacas me he de reponer, eso lo sé. Al punto al que quiero llegar con esto, es que en mi interminable búsqueda de trabajo he recurrido a todo, recepcionista, mercadóloga, niñera, dealer, payasa, cuidadora de serpientes, domadora de leones, equilibrista y hasta llegué a enviar un currículum para un puesto de catadora de venenos para ratas, sin querer caer en la exageración; hasta que una allegado familiar me leyó un volante donde ofrecían puestos de Mercadeo y Publicidad, pensé ¿y por qué no? La situación está difícil, la estamos viendo “peluda” nada pierdo int...

Más allá de lo posible

Una mirada, eso era todo lo que necesitaba para transportarse en sus ojos y olvidarse del espacio y tiempo que habitaba. Tenía poco de verlo y sabía que podía ser un poco precipitada la situación al tomar en cuenta que se habían encontrado tan solo dos veces. Sabía que no era amor, estaba segura de que podía ser una de las situaciones más intensas de su vida y no quería desaprovechar la oportunidad de vivirla. Alto voltaje, así podía resumirlo, cuando los besos volaban sobre su piel, su respiración se aceleraba, las manos se deslizaban sobre cada uno de los sitios prohibidos. Lo necesitaba, lo quería, lo deseaba más que a nada en el mundo. Susurraba su nombre bajo el manto negro intenso de la noche, bajo la luz de la luna llena plateada que los acompañaba y a lo lejos unas cuantas estrellas siendo testigos del deseo, del romance, del ardor, de ese placer prohibido. Su cabello rizado la atrapaba, deseaba perderse en cada una de esas ondas cortas, tomarlas con fuerza para besar...

La desafortunada historia de Tomás Sotomayor

1999. Viernes. 7:45 am. Los primeros aullidos de llanto son esparcidos con un gran eco por la sala de partos, incluso hasta llegar a escucharse brevemente en el lugar donde algunos de sus familiares esperaban ansiosos. Tomás, por fin había llegado. Su padre estaba orgulloso, su primogénito, su varón, al que ya veía jugando fútbol o alguno de esos deportes rudos “solo para hombres”. Su madre lloraba de emoción nunca había sentido un amor tan puro como cuando sintió al pequeño Tomás en su pecho; le examinó sus pequeños deditos uno a uno, asegurándose de que todo su retoño estuviera en un perfecto estado. El nacimiento del pequeño se tradujo en meses de fiesta y celebración en la casa. Tomás sabía que él era diferente, lo sentía incluso desde antes de poner sus pequeños pies en esta tierra. No sería lo que todos esperaban, lo que su padre esperaba. Era un niño inteligente, brillante, con un hermoso cabello castaño claro que llegaba hasta el inicio de sus orejas, liso, co...

Antes de elegir... Hay que probar

Siempre he sido una de esas mujeres que cree y está segura de su independencia, siempre he sido una de esas mujeres que ha pasado cada uno de los días de San Valentín desde su nacimiento sola y que cada vez que llega el momento de celebrarlo me parece una completa farsa y truco comercial donde hasta los noviazgos más quebrados simulan amor por un día y pasan los 365 restantes entre lágrimas y gritos. Siempre he pensado, que no hace falta un hombre para sobrevivir sin miedo alguno de citar a Jaci Velázquez en su canción, aunque el hecho de pensar así no hace que sea una realidad porque esa extraña especie que eructa, se pedorrea y ama el fútbol y su carro antes que a su mujer son “un mal necesario”. Soy una mujer diferente. Confío plenamente en mis facultades y virtudes. Sé que soy fuerte, arriesgada, extrovertida, sensible y a la vez dura como una roca. Siempre rodeada de decepciones amorosas a lo largo de mi vida a manos de “el sexo fuerte”, sin duda alguna han marcado y forjado...

Las mujeres… ¿También podemos ser de Marte?

Me levanto temprano en la mañana, a eso de las 5 am, aún medio dormida por la larga noche de juerga que tuve, extrañamente tengo un número telefónico apuntado cerca de mi seno derecho, ¡mierda! Me gustaría recordar de quién es, mientras intento recapitular tranquilamente me levanto y me ducho, me lavo los dientes, todo esto mientras pienso en lo bueno que está el nuevo asistente de mi jefa. Son aproximadamente 45 minutos más y estoy lista, impecablemente peinada y vestida cruzo la puerta pidiéndole al cielo que el sexy vecino haya salido en sus pantalones cortos y terriblemente calientes a correr para darles esa mirada “baja bóxers” y tenerlo comiendo de mi mano lo más pronto posible. ¡Hola vecinito, que bien que lo veo hoy! Digo al cruzarme con él con una sonrisa de oreja a oreja mientras mi subconsciente piensa: Uy papacito todo eso que es suyo muy pronto va a ser mío, cuando termina de pasar miro descaradamente su perfecto, torneado y firme trasero, simplemente un espectáculo....

Un inocente éxito

José León Sánchez Un inocente éxito Nació en el año 1930, su madre era prostituta y el no se avergüenza de ello, porque dice sentirse inspirado por cualquier mujer que sacrifique su cuerpo por hacer felices a los hombres. Su años están llenos de historias, anécdotas, momentos difíciles, tristes, alegres, situaciones en las que deseó morir, sin embargo, hoy a sus 78 años, José León Sánchez, luce joven y aún lleno de vida, al escuchar el relato de la existencia de este escritor costarricense no cabe duda de que la vida lo recompensó. Su abuela lo sacó del hospicio y lo mandó a la escuela, sin embargo, dice que su mayor nota nunca pasó de cinco, de manera que repitió tres veces el primer grado. Su maestro habló con su abuela y prácticamente le dijo que su nieto era un tonto, si, el mismo José León, el que hasta la fecha es autor de 27 libros. Aquí es dónde presume haber sido alumno de Carlos Luis Fallas, pero, lo que le enseñaba era a como ser un buen zapatero. Contaba con 19 a...